Por:
José Ángel Alarcón Coss
Mónica
Rubalcava Morales
El 01 de abril de 1979, un joven vecino
de Xalostoc, Ecatepec, se ordenaba sacerdote, su nombre: Jesús de Guadalupe
Olmos, desde siempre soñó con ser misionero y representante de Dios en la
tierra.
En su actual comunidad, la del Espíritu
Santo, en Coacalco de Berriozábal, ha sido proclamador de la fe, dando muestras
de bondad, paciencia y sinceridad, cumpliendo la voluntad del Padre de modo
diverso; como San Juan Pablo II quien fue ‘el hombre que no se bajó de la
Cruz’, esa Cruz que es el camino de la santificación personal, más hay que
recordar que Cristo mismo nos ayuda y estando con Él no hay lugar para la
tristeza.
Las circunstancias adversas y su dolor
físico no fueron suficientes para hacerlo claudicar “Suplo en mi carne —dice el
apóstol Pablo, indicando el valor salvífico del sufrimiento— lo que falta a las
tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia”; el Padre Olmos pudo
haberse retirado, pero tampoco se quiso bajar de la Cruz, y esa actitud nos
inspira a muchos. Jesús de Guadalupe Olmos, al igual que otros sacerdotes
también enfermos y entregados a su ministerio, es feliz y vive una vida plena
dando testimonio de cómo seguir adelante, todos ellos son verdaderos ejemplos
de fe, humildad, servicio y herramienta para el bien de la Iglesia.
El Padre Olmos, ha cambiado la vida de
muchas personas desde que comenzó como sacerdote, y ha ido acumulando gente que
lo aprecia; ahijados por doquier, siempre ayudando a la construcción del Reino de
Dios.
En estos tiempos de retos tan adversos,
necesitamos una luz que ilumine nuestro camino y él para nosotros es esa luz. Padre
Chuy, siguiendo el ejemplo de sus padres, quien desde pequeño sintió el llamado
de Dios, cumple 40 años de ser y de hacer lo que más ama.
Su historia se sigue escribiendo…
¡Feliz XL Aniversario Padre Olmos!